miércoles, 12 de septiembre de 2012


 


El otro día, jugaba el Barça con el Madrid y en previsión de un nuevo título culé, antes del partido preparé estas costillas de ternera con gnochi de calabaza.  ¡Nos pusimos morados! comimos, bebimos, la cosa iba tan bien que nos retrasamos y cuando llegamos a ver el partido el Madrid ya ganaba por 2-0.  La cosa fue a peor y el título fue para los merengues. Las últimas veces que he cocinado para un partido así, siempre acaba ganando el Madrid y me pongo de muy mala leche por lo que he decidido que no vuelvo a cocinar para la previa de un clásico.

Desde entonces estoy aprovechando para desintoxicarme de los gin tonics del verano, que no fueron pocos, a base de verduras, pasta, agua, mucha agua y largas caminatas.  Algo de pescado meto entre medias, pero la carne, la cerveza y el vino se han convertido en auténticos lujos.


Algun día hago trampa, así que algún guiso más o menos contundente se va colando entre medias como este de sepia con patatas y alcachofas.


O estos gnocci con carne que me improvisé con la carne que sobró un día que hice hamburguesas y que casi sin querer, quedaron deliciosos.



También se he tenido tiempo para mi querida casquería. Esta ensalada de lentejas y crestas de gallo en escabeche (será gallina digo yo) además de rica es muy nutritiva, recuerdo habar leído no se donde que las crestas son buenísimas para las articulaciones.



Ayer disfrutamos con una merluza "de pincho llegada esta mañana de Galicia" según me juró la pescadera acompañada de una rica ensalada de judías verdes y paraguayas.  El caso es que verdad o mentira, la merluza estaba buenísima y la ensalada le vino de miedo.


Cada vez me sorprende más la cantidad de mentiras que son capaces de soltar los vendedores de los puestos de los mercados con tal de satisfacer a un público cada vez más exigente.  Productos biológicos, naturales, caseros, sostenibles, orgánicos, salvajes, originarios de no se dónde... El caso es vender.  Yo me conformo con que el producto sea buenísimo, pero se empeñan en contar leyendas a veces milenarias sobre el maravilloso producto que me ofrecen.  Me he dado cuenta de que los mejores casi siempre son los más brivones, portadores de un gen que les convierte en mentirosos compulsivos.


Mientras tanto, sigo buscando local y aunque cada semana va saliendo algo nuevo todo va más lento de lo que me gustaría, así que estoy invirtiendo algo de tiempo en una web de recetas que parimos el ninot et moi espalda con espalda.

No sé que demonios estaba pensando cuando decidí convertirme en mi propio webmaster pero desde que estoy con la web de Gangsters don´t brown me está saliendo mi vena maás obsesiva.  Acheteemeeles, peachepes, esekúeles, jostings, ceeseeses, favicones y demás paridas me están costando los nervios.












Creo que está quedando bien.  El señor que está haciendo los dibujos dice que pronto va a tener la primer receta, parece que está muy ocupado por que hace poco le han dado un premio.

Hemos colgado un avance aquí.  Veremos como preparar un arroz con manitas de cerdo y cigalas al mejor estilo ampurdanés.  A ver si os gusta.