Vaya semanita. De momento me dedico a recibir todo tipo de comerciales en la zona del bar, algunos con tan mal aliento que te desmoralizan. Vinos, licores, jamones, teléfono, conservas, tratamientos antiplagas, alarmas, agua, cerveza, limpieza, fontanería, seguros, etc.
Llevo menos de una semana con las llaves del local y me parece una eternidad. El primer día vine solo y tarde un buen rato en averiguar como abrir las puertas y encender las luces. Después de unos minutos en la cocina puede ver toda la suciedad que no se aprecia a simple vista en las primeras visitas. Había tanta grasa como para poner una fábrica de manteca. Dos recias mujeres se dedican a sacarle brillo. Espero que terminen hoy. En cuanto pueda la bautizaré; creo que con un cocido montañés para los amigos.
El fin de semana lo pasé mirando platos, vasos y demás cachibaches para tener esto con un mínimo de decoro sin tener que empeñar un riñón. Espero solucionar todo cuanto antes y ponerme a cocinar.
La semana que viene me pondré con los proveedores de comida. De momento solo tengo apalabrado el servicio con la casquería de la planta de abajo del mercado de Antón Martín.
La semana que viene me pondré con los proveedores de comida. De momento solo tengo apalabrado el servicio con la casquería de la planta de abajo del mercado de Antón Martín.
Tengo más de 500 CVs y de solo he tenido tiempo de descartar a los que no me interesan pero son tantos que no he tenido valor de leer uno solo.
Aunque el primer consejo de sabios terminó a voces fue la mar de alentador. Discutimos a grito pelado con un bacalao al pil pil de testigo. Buen vino y mejor pan. Se nos volvió a ir la mano con las copas.
He descubierto que el bar de enfrente tiene vermouth de grifo y un bocata de boquerones espectacular. Cualquier día cerramos la calle sin permiso y abrimos los dos en plan feria.