jueves, 29 de noviembre de 2012

Aquí sigo en LA PETENERA ¡Dónde si no!.  Hoy cumplo 15 días desde que inauguré y el ánimo no decae.  De momento va saliendo todo muy bien. El único accidente grave ha consistido en una sartén que acabó en el suelo, junto con la comida de personal,  mientras cocinaba y organizaba telefónicamente la web del restaurante.




















No se si se debe al cansancio o a los cuchillos que tan bien me afila José el del mercado de la cebada (en la planta de abajo, ¡no se confunda que hay mucho pirata suelto!) pero me estoy rebanando los dedos más seguido de lo que me gustaría.   

El caso es que esta pasando gente por aquí, algunos días hacemos cajas más bien discretas pero la media de gente que viene a comer o cenar es buena para llevar tan poco tiempo abierto; amigos, gente del barrio y desconocidos que al parecer se van satisfechos.  Lo mejor es cuando repiten.

El rabo se está vendiendo bastante bien, aunque los gnocchi de patata me están complicando la vida más de lo que me esperaba.  Los raviolis de conejo y el solomillo han tardado en debutar pero están gustando mucho y parece que se van a quedar mucho tiempo en la carta.  La gente pide el arroz con pies de cerdo y cigalas con más miedo que gusto pero los platos vienen a la cocina rebañados.  Alguno se come hasta las cabezas.  Las ensaladas funcionan muy bien y para mi sorpresa estoy vendiendo mucho caldo tlalpeño.

Sigo a vueltas con el personal.  El empleado del mes sigue dando de que hablar con su eficiente servicio pero tengo que hacer malabares con las chicas de la limpieza y los extras para ver quien se quedará con el puesto.

Creo que he acertado con los proveedores.  Me venden comida y me regalan sabiduría y buen hacer.  Los recaderos de varios mercados están confabulados para matarme al menor descuido así que la vespa se está convirtiendo en mi mejor aliada.  Estoy cogiendo una destreza que no me alcanza ni el más astuto de los repartidores de telepizza.

¡Señora, le tengo una buena noticia!:  ¡Por que usted lo exigió! Mañana me pongo a liar las samosas de morcilla con melocotones que me han dado fama desde Tomelloso a Somosaguas pasando por Villarreal.  Espero que disfrute y engorde a partes iguales mientras las come calientitas y crujientes.

El cocido de la peña de la legumbre ha dado de que hablar, así que esta semana va a caer uno ¿martes, miércoles? ni idea ¿alguien se apunta?

El brownie y la tarta de manzana están volando así que me toca hacer horas extras y suprimir siestas.  Este fin de semana habrá tiramisú ¿postre resultón? ¡ay señora no sea estirada que queda muy feo!  Bueno, bonito y barato.  ¿se lo va a perder?


Esta mañana he publicado los menús de navidad en la web.  ¡Haga su reserva cuanto antes! Aprovecho para dar las gracias a los tres mosqueteros que se están ocupando de imagen diseño y programación de la web. 

No se que excusa estará poniendo el señor que me imprime las cartas para sacarlas de la empresa por la cara así que desde aquí le mando un abrazo (a él y a la fiel compañera que no se chiva con los jefes).

Una semana más y otro bujero que le robo al cinturón.  Esto de montar un restaurante con el poco dinero que uno tiene y apoyarse en una línea de crédito del banco está resultando mejor que cualquier dieta o gimnasio.

Me voy a la cocina.

domingo, 18 de noviembre de 2012


Llevaba años diciendo en voz baja que quería abrir un restaurante en Madrid y casi sin querer el jueves pasado inauguré LA PETENERA.  Casi sin querer y sin salir del local pusimos el barrio entero patas arriba.  Hubo cazuelitas de Rabo de Choto con Gnocci, Arroz con pies de cerdo y cigalas y ensalada de picantón en escabeche, vino, cerveza y muy buen ambiente.

El último mes entero ha sido de locos, no tengo palabras para agradecer a todos los que de manera voluntaria me han ahorrado pintores, carpinteros, chóferes, furgonetas, diseño, psicólogo, artes gráficas y demás gestiones.  La última semana se ha pasado por aquí gente a regalarme platos, vasos y unos libros muy especiales.  No sé que decir.

No tengo tiempo para agradecer en persona a todos los que me habéis llamado o escrito para animarme así que os doy las gracias desde aquí.

Mención honorífica a la secretaria que me he improvisado para los últimos detalles y para el empleado del mes (que es mi único empleado).  Lo estáis haciendo muy bien.

El viernes por la mañana me di cuenta de que me olvidé de llamar a unos cuantos para la inauguración  

¡LO SIENTO!


A todos los clientes que habéis venido estos días os pido un poco de paciencia y os agradezco la oportunidad que me dais de poder atenderos.

Si estáis leyendo esto veniros a tomar una caña.  Salir a gritar a la calle que ya estamos abiertos, contarselo a la gente en el ascensor de la oficina.

¡Señora!  ¿No le da vergüenza ver a su marido todo el día en el sofá?  ¡Quítese el chándal y venga corriendo a LA PETENERA! no se arrepentirá.