martes, 1 de diciembre de 2009

CAZA

Yo que he sido huevón toda la vida, encontré en la pollería que está a la salida del metro La Latina una excusa perfecta para despachar tan tristes aves sin tener que bajar al mercado.

Hoy, quiso la casualidad que el enano del pollero no tuviera carcasas para hacer un rico caldo de ave.

Resignado me dirigí a mi querido aunque lugubre y desprestigiado mercado de la cebada a comprar algo de verdura con el deficit de huesos de ave en la cabeza, por lo que decidí comprar un par de contramuslos a la vuelta.

Después de chusmear un rato me dirigí al puesto de José el vaciador que me tiene que hacer una llave para la moto y lleva desaparecido desde el jueves pasado. El puesto estaba abierto pero el muy cabrón no estaba, por lo que mientras esperaba decidí comprarle los contramuslos al arrogante pollero que está en el puesto de enfrente.

HOSTIAS PEDRIN! magna fue mi sorpresa cuando después de un rato babeando y tras brevísima conversación descubrí que es común en época de veda que el hijoputa cuente con liebres, conejos de monte, faisanes, perdices y demás animalejos procedentes de caza reciente. Tras una triste e inmediata reflexión, he decidido dejar para siempre al pollero de afuera para ponerle los cuernos con el mamón del mercado. Cést la vie!

No os hago el cuento más largo. Que sepáis que ya no tendremos que esperar a que me hagan un regalo para organizar una comida al estilo de los tres mosqueteros (D'Artagnan incluido).

Aunque la posada cerrara por vacaciones y con motivo de la apertura y cierre del La taverne éphémère os hago patente que hay que aprovechar esta oportunidad que la casualidad nos ha puesto por delante. La posada y moi estamos e vuestra disposición.

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