Sigo intentandolo con todo tipo de platos. Esta semana además he comenzado un experimento social del que ya publicaré mis estúpidas conclusiones.
Los chopitos salteados con alubias blancas de Santa Pau que copié de Pinotxo están tan buenos que se me están terminando las seis toneladas de alubias que traje de la boquería. Si los quiere probar, dese prisa que quedan pocas. Lo de limpiar los chopitos es especialmente coñazo pero vale la pena. Un plato sencillo y delicioso.
Entre medias he estado probando distintos arroces con mayor y menor acierto. El caso es que cada vez le saco más partido. El otro día por estar probando los chopitos se me quemó uno. ¡CAGÜEN! Nueva cura de humildad. Aunque lo arreglé dignamente hubiera sido sublime de no haberme distraído con los moluscos.
La ensalada de algas quedó tan sosa que no voy a comentar nada, aunque mi afectado orgullo promete rescatarla de las tinieblas. No se por que me empeño en flagelarme contándolo aquí, cuando lo más lógico sería, efectivamente, no decir nada omitiendo el chasco que mis amables comensales hubieran guardado en el más sepulcral silencio.
Ayer me compré una olla para hacer caldo en la ferretería. Simple, alta, honda, de acero inoxidable. Toda un arma de destrucción masiva. En una sola tanda pude recuperar casi todo el caldo que consumí estos días.
Por ahí me encontré una receta de salsa de ñoras y aunque las sustituí por pimientos choriceros, la combinación con atún rojo a la plancha resultó deliciosa. De guarnición, nectarinas asadas y una ensalada de habas con menta.
La verdad que las habas sobraron, no tenían nada que hacer en el plato. Si hubiera dedicado el tiempo que dedique a pelarlas en una buena siesta hubiera atendido a la gente con otra cara. Así es esto. Usted disculpará. Cosas del directo.
Tengo ahí unas remolachas crudas, muy bastas. Si le apetece, las prepararé hoy mismo. Antes voy a coger la bici, que el cinturón está diciendo basta.
Y ya que saco todas las miserias, no voy a omitir que el otro día deshuesé un pollo en segundos. Sin titubeos.
También me compré un biberón y estoy haciendo grafitti en cualquier sitio.
Ya sabe que intento reciclarme. Mañana doy un paso importante. Me estoy apoyando en el ejemplo de gente cercana. Gracias al poeta y al puto jardinero. Espero seguir alejado de esa secta maligna que profesa moderación, racionalismo e hipoteca como pilares de una vida plena.
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