Llegó Semana Santa y apareció por aquí el mexicano. Otra vez igual, otra vez a comprar de todo, otra vez a dejar la cocina hecha una mierda. Además han incorporado la moda española de ver cuanto partido pasen por la tele. Fútbol, baloncesto, petanca, lo que sea.
El primer día aparecieron aquí borrachos y por suerte no hicieron mucho ruido, parecía que esta vez sería diferente. Sin ruidos, sin basura, sin lo de siempre. Pero la cosa duró poco. Por la mañana a hacer caldos a pelar de todo y dejar la cocina hecha un Cristo.
Entre otros, salió de la cocina un arroz meloso con alcachofas muy primaveral... otro con berberechos y alguno más.
La barbacoa no dió mucho de si por el género, pero demostró ser el aglutinador de espíritus que tiene que ser.
Todo normal hasta que se fueron a ver a Jaime a su nueva carnicería y comenzó el monotema. Que bueno es Jaime, que socarrón, que buen género, y como curra ¿eh?, si es que tiene un oficio que no veas. Insoportables.
Y eso sin probar la carne, luego siguió la matraca con el dichoso Jaime. Frente a la tele un steak tartar como Dios manda y otra vez "que buena carne", "que buen género", "que buen..." "que buen" "que buen"
Más tarde la cosa se puso feísima. Cenaron unos solomillos de buey que por lo visto eran pura mantequilla. Vuelta y vuelta, sin nada; ni sal ni hostias. Y Jaime, más Jaime... una tortura.
Algo de pescado para cambiar de tema. Con verduritas, buen clima y mejor compañía.
Terminarón con un cordero que terminó en borrachera infame. No quedó como debía por no hacer caso pero estuvo a la altura. Más arroz y verduritas. Mucho vino y fotos desbarradas. Menos mal que todo acaba.
Corrió buen vino y mejor cava por casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario