Hace semanas que tengo que afilar los cuchillos pero no tengo ni un minuto libre. Madrugar, correr, subir, bajar... volver a casa hecho harina. Desde que decidí dejar de trabajar no he parado y aunque a ratos da vértigo, lo tengo cada día más claro.
Entre medias improvisamos una ensalada de aguacate, mango, queso fresco y tomates secos. El mango estaba tan maduro que se deshizo un poco, pero el "invento" funcionó de maravilla. Una ensalada consistente y muy sabrosa.
Una noche de insomnio como esta decidí secar arroz para hacer un Kubak que es un arroz tostado que queda como una especie de Rice Krispies pero artesanos. Con mi maravilloso horno tardé horas en secarlo y lo dejé ahí para usarlo más adelante.
El arroz se seca después de cocido se puede freír en aceite muy caliente y así se consigue el arroz inflado. Queda muy crujiente y se puede mezclar con un montón de cosas.
El caso es que lo guardé y me fui a dormir. Y me olvidé por completo de mi arroz seco... pasaron semanas, hasta que una noche de cena improvisada me di cuenta que estaba en la nevera. Lo mezclé con nata, boletus secos y roquefort. Voila! una combinación perfecta de sabor intenso y textura agradable. Otro día lo probé con setas de cardo, shitakes y parmesano. No tenía la fuerza de los boletus, pero estaba igual de bueno.
Y por acá estamos. Cerrando cosas y esperando el inicio de una nueva etapa. Tengo miles de planes y alguna puerta entreabierta.
Parece que algún insigne miembro del Mercado de la Cebada nos ha encontrado en internet. Espero que sea discreto. ¡HOP!
Por cierto señora, entrecomillo invento por que es más que probable que la ensalada haya sido concebida por alguien más en algún rincón cercano. Nunca se sabe.
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