domingo, 23 de octubre de 2011

La temporada de caza comienza a brindarme los primeros cadaveres exquisitos. Eviscero, decapito, limpio y envaso las piezas para enterrarlas en las frias mazmorras del arcón.



































Haciendo inventarío, he descubierto que tengo un excedente tremendo de perdices, faisanes y otras piezas cobradas en temporadas anteriores, por lo que aprovecho tiempos muertos para ir haciendo escabeches, croquetas, pastelas y lo que se me va ocurriendo.






































Con la temporada en plano apogeo, las bocas que alimento se divierten de tournée por diferentes y encopetadas monterías, así que saco tiempo para ir aprovechando otros excedentes. El jardinero me ha traido montones de los últimos tomates cherrys que he preferido confitar para ir sacando poco a poco.





































De huertas amigas llegan todo tipo de regalos, el otro día entro por la puerta una caja llena de mangos buenísimos de los que de momento he sacado un chutney con pasas que quedó más bueno de lo que esperaba.





































Excedentes de materia prima que me producen excedentes de conservas y congelados ¡ufff!. me he excedido con la palabreja. Guardo todo en botes esterilizados... ya veré si luego lo aprovecho o termino regalandolo al primero que entre a la cocina.

Un amigo de la casa nos mandó dos sacos con millones de kilos de patatas gallegas que usamos a menudo pero se antojan inacabables. Excepto al vapor, están quedando deliciosas, fritas, rellenas, asadas o en pure. ¿Que tal quedarán unos gnoquis?


















"Nuestro" huerto se adapta lentamente al otoño que ha llegado tardísimo, a punto de arrancar las tomateras veo que los guisantes van poco a poco alimentándose del sol. Aunque me han jurado que aguantan lo que sea, no sé si sobrevirán a las heladas del invierno.


















Alcachofas no tenemos, pero compramos. ¡Oiga, aquí no falta de nada! Las primeras de la temporada (con permiso de Can Alf) salieron tiernísimas y combinadas con txantarellas hicieron una guarnición perfecta.


















Una compota otoñal para postres ligeros y meriendas. Manzana, membrillo y ciruelas... azúcar, clavo, canela... riquísima.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario